Aunque en muchas de las imágenes que vemos de Lisboa, el agua es un elemento importante, lo cierto es que Lisboa no tiene mar, sino que el agua que baña las orillas de su centro histórico pertenece al estuario del río Tajo -o Tejo, en portugués-.
Lisboa está situada en la desembocadura del mismo río Tajo que pasa por ciudades españolas como Toledo. Justo antes de entrar en Lisboa, el Tajo se ensancha en una zona conocida como el Mar de la Paja -que llega a tener hasta 17 kilómetros de anchura- y es precisamente un estrecho que une esta parte del río con el Océano Atlántico el que baña la orilla del centro histórico de Lisboa.
El Océano Atlántico (y las playas más cercanas a Lisboa), sólo comienza a unos 15 kilómetros del centro de la ciudad, en la localidad suburbana de Oeiras.
Eso no es impedimento para que se pueda navegar perfectamente por esta zona, con lo que los barcos son una imagen habitual de los paisajes del Tajo en Lisboa. Tanto los grandes cruceros turísticos que hacen escala en el puerto, como las líneas de ferry interurbano que forman parte de la red de transporte público regional y realizan el recorrido entre Lisboa y las ciudades dormitorio de la orilla sur: Almada, Seixal, Barreiro o Montijo.
Navegar en Lisboa
Salvo que llegues a Lisboa en un crucero, la forma más fácil y económica de navegar por el Tajo es en los ferries de línea que conectan Lisboa con Cacilhas, Montijo o Barreiro. Están operados por la compañía Transtejo. El precio no es caro y los billetes se cargan en la tarjeta de transporte Viva Viagem. Son barcos de transporte interurbano, así que nadie espere un recorrido turístico, pero sí que podemos contemplar fantásticas vistas desde la ciudad por la ventanilla.
El recorrido más común, breve y barato es el que conecta la estación de Cais do Sodré con el barrio de Cacilhas, en la ciudad de Almada. Son apenas 10 minutos de travesía que atraviesan una de las zonas más estrechas del estuario del río. Desde allí, podemos contemplar fantásticas vistas del centro de Lisboa caminando un poco por la orilla o iniciar una visita turística poco conocida por la parte sur del río Tajo.
El ferry de Barreiro fue, durante años, la principal vía de comunicación ferroviaria (efectivamente, ferroviaria) entre el norte y el sur de Portugal. Sólo a principios del siglo XX se construyó un puente ferroviario sobre el Tajo -adaptando el ya existente Puente 25 de Abril al ferrocarril-, por lo que antes de aquella fecha, para realizar cualquier recorrido entre Lisboa y el sur de Portugal (Alentejo y Algarve) era necesario tomar el barco en la estación de Terreiro do Paço y hacer un recorrido de unos 30 minutos hasta Barreiro.
Incluso hoy, con el servicio ferroviario del puente en funcionamiento, sigue siendo una opción de comunicación habitual combinada con el tren de cercanías para los residentes en las ciudades de la orilla sur del Tajo o para quien quiera desplazarse desde el centro histórico de la ciudad hasta zonas como Setúbal o la turística Península de Troia. Es un recorrido muy cómodo que se realiza en un barco rápido. Si elegimos un buen asiento, tendremos muy buenas vistas del río y la ciudad (especialmente en el viaje de vuelta).
Hay otros dos servicios de barcos de proximidad mucho menos populares. Uno va de Terreiro do Paço a Montijo y otro -mucho más anticuado, pero con cierto encanto- cruza el Tajo por la zona de Belém, para comunicar con Trafaria y Porto Brandao. Hay que reconocer que, por las vistas de los monumentos de este barrio, ésta línea también tiene su gracia como atracción de turismo en Lisboa.
Excursiones turísticas por el río Tajo
Aparte de estos servicios de transporte fluvial, en los últimos años han aparecido algunas rutas turísticas en barco por el río Tajo, que muestran Lisboa y sus alrededores desde una perspectiva muy diferente a la que estamos acostumbrados.
Los paseos en barco al atardecer son las opciones más populares, pero a cualquier hora del día o de la noche encontraremos opciones para todos los gustos: desde travesías más tradicionales durante las horas diurnas hasta fiestas con DJ y barra libre por la noche.
Desde luego, una experiencia única de la que no disfrutan todos los visitantes de la ciudad.
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