Si tenemos que decidir qué ver en Lisboa en tres días, debemos saber que empieza a ser un tiempo suficiente como para poder disfrutar de la ciudad y de alguna excursión por sus alrededores sin demasiadas prisas. Aquí os ofrecemos algunas sugerencias qué visitar en tres días de viaje.
Lisboa en tres días | Día 1: el centro histórico
El centro histórico de Lisboa recopila la mayor parte de los monumentos y lugares de interés que ver en Lisboa y a él le dedicaremos íntegramente el primer día de nuestro paseo por la capital portuguesa. Se trata de la zona más cercana al río Tajo, con varias partes bien diferenciadas por las colinas de la ciudad.
Lo podemos recorrer fácilmente por nosotros mismos en transporte público -sobre todo con el popular tranvía 28– o a pie, pero también podemos unirnos a algunas excursiones guiadas que nos lo mostrarán con más detalle.
La Baixa
La Baixa es el corazón del centro histórico y uno de los lugares imprescindibles que ver en Lisboa. Se trata de la parte llana de la ciudad situada entre las colinas que albergan a los barrios de Alfama y el Chiado y se caracteriza por sus calles rectas en forma de cuadrícula. Este trazado urbano no es el original de la ciudad, ya que las olas provocadas por un fuerte terremoto a finales del siglo XVIII arrasaron la ciudad y tuvo que volver a ser reconstruida por el Marqués de Pombal siguiendo las costumbres urbanísticas de la época.
La Baixa va desde la Plaza de Don Pedro IV -coloquialmente conocida como el Rossio– por el norte, hasta la orilla del río Tajo, por el sur; y está limitada al este y al oeste por las colinas que albergan a los barrios de Alfama y el Chiado respectivamente. Tiene como arteria principal la calle peatonal de Rua Augusta, que atraviesa el barrio de norte a sur y nos lleva a la monumental plaza del Comercio -también conocida como Terreiro do Paço- tras atravesar el arco de la Rua Augusta. Es la calle turística por excelencia del centro de la ciudad y en ella nos encontraremos decenas de restaurantes y tiendas de recuerdos.
La Plaza del Comercio es la explanada que abre Lisboa al río y una de sus estampas más conocidas. Los edificios de fachadas amarillas rodean tres de sus cuatro laterales, quedando abierto el sur al río, al que podemos acceder a través de unos escalones. En ellos se ubican varios ministerios, así como el Lisboa Story Center.
La Baixa es la base de cualquier paseo turístico. Está comunicada con el resto de la ciudad con las estaciones de metro de Rossio, Baixa-Chiado y Terreiro do Paço y tiene una animada vida comercial. Desde allí podemos acceder fácilmente a pie o por tranvía a otras zonas turísticas de Lisboa o a la zona de restaurantes de Portas de Santo Antao.
Alfama
Al este de la Baixa se sitúa la colina donde se encuentran algunos de los barrios más típicos de Lisboa. Principalmente Alfama -el más famoso-, pero también otras zonas como Mouraria o Carmo. La forma más turística y pintoresca para moverse por él es utilizando el tranvía 28, pero también se puede caminar si no tenemos problemas con las cuestas o los adoquines.
En esta colina se encuentran las ruinas del Castelo de Sao Jorge, castillo fundamental en la reconquista de la zona y desde donde se tiene la que, posiblemente, es la mejor vista aérea de Lisboa. Uno de los lugares imprescindibles que ver en Lisboa durante nuestra visita. En el camino al castillo desde la Baixa habremos pasado también frente a la Sé, la catedral románica, que sin ser la mayor iglesia de Lisboa, sí es una de las más antiguas.
Alfama es un barrio de callejuelas, el más antiguo de Lisboa, y cuenta con una importante tradición de fado. Recorrer sus callejones es tener una imagen de la Lisboa más tradicional. Desde miradores como los de Portas do Sol y Santa Luzia se tienen muy buenas vistas del barrio con el río Tajo de fondo.
En la parte ya más alejada de la Baixa -ya cerca de la cuesta abajo hacia la estación de tren de Santa Apolonia– podrás encontrar los martes y los sábados la Feria da Ladra, la versión local de los mercadillos callejeros.
Chiado y Barrio Alto
Si al este de la Baixa se encuentra el barrio más popular de Lisboa, el oeste es para el señorial barrio del Chiado, de tradición intelectual. El barrio sufrió un aparatoso incendio en 1988, tras lo que ha sido renovado adquiriendo un carácter algo menos tradicional y más comercial, pero sigue siendo un lugar vinculado a la cultura y la bohemia local.
En él, por ejemplo, podremos encontrar algunas de las librerías más tradicionales de Lisboa o cafés con tradición literaria, como A Brasileira, con su estatua de Fernando Pessoa sentado en una mesa colocada junto a su puerta. Aparte de ser una zona comercial con presencia de numerosas franquicias de moda y de un centro comercial en los renovados Armazens do Chiado.
Para acceder a él podemos ir por las calles en cuesta o, un modo más turístico de hacerlo, por el tradicional Elevador de Santa Justa, que eleva imponente su estructura de hierro sobre la Baixa. Sigue siendo parte de la red de transporte de la ciudad, pero hoy ha quedado más para uso turístico que otra cosa. En la parte superior tiene un mirador (por el que se paga aparte), desde el que hay vistas muy bonitas del centro de la ciudad. Junto a él tenemos las ruinas del Convento do Carmo, hoy convertido en Museo Arqueológico.
El Largo de Camoes pone fin al Chiado y nos abre la puerta de otra zona muy popular de Lisboa en cuanto llega la noche: El Barrio Alto.
El Barrio Alto se extiende por las callejuelas situadas inmediatamente al norte del Largo de Camoes y es el lugar más famoso de la vida nocturna de Lisboa, abarrotado de pequeños bares de muy diversos estilos y donde todas las noches de la semana hay personas que disfrutan de su bebida y su conversación bien en los diferentes locales, o bien en la calle. No es una zona de discotecas abiertas toda la noche, sino de bares que sirven para socializar y divertirse hasta una más que razonable hora de la madrugada.
Otras zonas del centro histórico y alrededores
Dependiendo de lo rápido que nos movamos por el centro histórico y las ganas que tengamos de recorrer la ciudad, podremos recorrer también otras zonas algo más apartadas del recorrido habitual, pero que merecen una mención dentro del listado de lugares que ver en Lisboa.
Al norte del Rossio, por ejemplo, se encuentra la Plaza de los Restauradores, con su obelisco en la parte central que conmemora la separación de España. Desde allí se abre una amplia avenida con bulevares ajardinados -la Avenida da Liberdade-, que llega hasta la zona de Marqués de Pombal y alberga las tiendas de lujo de la ciudad y los teatros con más tradición y solera de Lisboa.
Marqués de Pombal es la enorme plaza que marca el comienzo del centro económico y moderno de la ciudad. Es, también, un típico cruce de caminos. En ella comienza el Parque Eduardo VII. Ya es alejarse del centro histórico, pero desde su parte más alta podemos contemplar una muy buena vista de toda la parte central de la ciudad y nos ofrece muy buenas oportunidades de fotografía.
Lisboa es una ciudad de colinas, así que también lo es de miradores. En la zona del Chiado y el Barrio Alto se pueden tener también vistas fantásticas de la ciudad desde el Mirador del Jardim de Sao Pedro de Alcântara o en el de Santa Catarina (también conocido como Adamastor). Por su parte, en Alfama está el Mirador de Graça y el de Santa Luzia, a pocos metros del Castillo de Sao Jorge.
En los alrededores de la Plaza del Rossio tenemos también algunos puntos de interés algo menos mencionados en las rutas tradicionales de lugares que ver en Lisboa, pero no por ello menos auténticos. La estación de tren que le da el nombre coloquial, con su fachada modernista, es un buen ejemplo. Y, en uno de sus costados, la típica tienda de aguardiente de guindas conocida como la Ginjinha, justo frente al comienzo de la Rua de Portas de Santo Antao, abarrotada de restaurantes.
Para alojarse:
Aunque vamos a estar tres días, quien quiera estar lo más cerca posible del centro histórico de la ciudad cuenta con varias opciones. La zona de la Baixa cuenta con numerosos hostales y pensiones económicos, mientras que para opciones de algo más de calidad y precio, encontraremos muchas en la zona de Avenida da Liberdade. Los alrededores de la plaza de Marqués de Pombal es una zona que también cuenta con hoteles de precio medio y que nos permite alojarnos cerca del centro.
Día 2: Sintra, Cabo da Roca y Cascais
Depués de una primera jornada dedicada íntegramente al centro histórico de la ciudad, continuamos nuestra sugerencia de ruta sobre qué ver en Lisboa en tres días con la excursión más interesante en los alrededores de la capital: Sintra, Cabo da Roca y Cascais
Sintra es una excursión casi imprescindible para quien pase más de un día en Lisboa. Se trata de un pueblo situado a unos 20 kilómetros de la capital, con una parte moderna que es poco menos que una ciudad dormitorio de Lisboa; pero con un casco antiguo y unos palacios históricos que son de los lugares más interesantes para visitar en la zona. La visita se puede completar, si hay tiempo pasando por los espectaculares acantilados de Cabo da Roca y acabando la jornada en Cascais y Estoril.
Podemos ir por nuestra cuenta. Lo mejor es el coche, aunque también podemos hacerlo en transporte público. No obstante, si vamos a visitar los palacios, quizá nos sea más conveniente decidirnos por alguna de las visitas guiadas que incluyen las entradas, por el mismo o menor precio y sin la molestia de tener que depender del transporte.
Sintra
Sintra tiene dos caras. La parte moderna de la ciudad, aislada del centro histórico, no tiene ningún interés turístico y es meramente una ciudad dormitorio de Lisboa. La parte antigua del pueblo, por su parte, está situada ya en las faldas de la Sierra y es un pequeño y encantador reducto de callejuelas (con sus correspondientes restaurantes y tiendas turísticas). Evidentemente, es la parte antigua del pueblo -y sus palacios- lo que le ha permitido ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Sintra es conocida por sus palacios y sus paisajes. Entre los palacios, el más destacado es el Palacio da Pena y los jardines que lo rodean, en la parte más alta de la montaña vecina. Pero también son interesantes el Palacio Nacional -en el centro del pueblo con sus chimeneas blancas inconfundibles- y la Quinta da Regaleira. Otros puntos de interés son las ruinas del Castillo, el Convento dos Capuchos o el palacio de la vecina ciudad de Queluz.
Podemos comenzar nuestra visita en el centro del pueblo. Si vamos en tren, la estación de cercanías está en pleno casco histórico. Desde allí salen los autobuses circulares que suben a lo alto de la peña y los que van al Cabo da Roca y a Cascais. Podemos tomar los autobuses directamente o comenzar con un paseo por el centro histórico y tomarlos allí más tarde.
En lo alto de la colina (a la que se puede llegar en coche, autobús o a pie) nos encontramos con el Palacio da Pena y el Castelo dos Mouros. Del Castillo quedan pocas ruinas -menos que del de Lisboa-, pero dispone de buenas vistas de la Sierra. Por su parte, el Palacio es realmente bello tanto por su ubicación -en lo alto de la montaña-, como por su arquitectura e interiores.
El Palacio fue construido en la primera mitad del siglo XIX como residencia de verano de la familia real portuguesa sobre las antiguas ruinas de un monasterio. Se puede visitar y es uno de los grandes atractivos de la ciudad, por lo que en los días de mayor afluencia turística podremos encontrarnos con grandes colas o, incluso, aforo completo.
En el Palacio podemos contemplar cómo eran las estancias y decoración típica de un palacio de verano en el siglo XIX y, además, podremos disfrutar de unas vistas impresionantes de toda la Sierra de Sintra y sus alrededores (en los días claros, incluso podemos distinguir Lisboa a lo lejos) y de un jardín que pocos visitan, pero que también es realmente agradable.
Volviendo al centro de la ciudad, el Palacio Nacional de Sintra es otro de los lugares de interés en el municipio. Fue construido en el siglo XVI y destaca por su fachada blanca y sus chimeneas en forma de torre. Es una mezcla de estilos arquitectónicos.
También, a poco más de un kilómetro del centro del pueblo, nos encontramos con una finca algo menos conocida, pero también muy atractiva: la Quinta da Regaleira, en cuyo interior destaca, sobre todo, el entramado de cuevas y estanques de su jardín.
Cabo da Roca
Los más interesados por la arquitectura y los palacios podrían quedarse, incluso, disfrutando todo el día en Sintra, para volver a Lisboa desde allí; pero quien haya acabado pronto puede continuar la ruta. Se hace mejor con coche (el alquiler es una buena opción para quien sólo lo necesite un día), pero también se puede hacer en transporte público en algo más de tiempo.
Desde Sintra nos dirigimos hacia el oeste y atravesamos algunos pueblos de la Sierra hasta la costa. Al lado de la carretera veremos la vía de un tranvía que funciona en la época de verano y nos lleva hasta la playa das Maças, en una excursión muy agradable y recomendable.
Pero nosotros seguimos en dirección a otra parte de la costa. Los acantilados de Cabo da Roca tienen interés turístico por dos motivos esenciales: Las impresionantes vistas de la costa que se nos ofrecen desde sus 140 metros de altura sobre el nivel del mar y la curiosidad geográfica de ser el punto más occidental de la Europa continental. Una visita muy recomendable, en un entorno natural bastante aislado.
Guincho, Cascais y Estoril
Desde el Cabo da Roca emprendemos el viaje de vuelta a Lisboa por la costa de Cascais. Si seguimos por la carretera de la costa, antes de llegar a la ciudad de Cascais encontraremos la playa de Guincho, rodeada por un entorno de dunas y que presume de ser una de las más atractivas de los alrededores de Lisboa para quien busque entornos más salvajes.
Siguiendo por la misma carretera, ya llegando a Cascais, nos encontraremos con la Boca do Inferno, una pequeña zona de rocas donde el mar rompe con estrépito para darle ese nombre.
Cascais es un pequeño y tranquilo pueblo que pasó de ser un puerto de pescadores a un lugar de segundas residencias y casas de veraneo de las clases altas. Paseando por su tranquilo centro podemos encontrarnos algunas de estas mansiones, además de playas pequeñas con bastante encanto.
Si tenemos tiempo y ganas, podemos parar antes de volver a Lisboa en la vecina Estoril, tradicional zona residencial de aristócratas y clase alta, donde podremos disfrutar de un rato en su famoso casino, que llegó a inspirar una de las novelas de James Bond.
Dónde alojarse
La verdad es que no hace falta alojarse fuera de Lisboa para esta excursión, ya que podemos ir y volver perfectamente en el mismo día. Eso sí, si queremos hoteles de gran lujo en un entorno natural, Sintra cuenta con algunas de las opciones de hoteles de cinco estrellas con más encanto de toda la zona de Lisboa.
Por su parte, Cascais también tiene su atractivo como lugar de alojamiento si preferimos alejarnos del bullicio de la gran ciudad en beneficio de un pueblo marino y con playa casi a la puerta. Cuenta con hoteles de gama media y alta muy tranquilos y con precios generalmente algo más económicos que en Lisboa.
Día 3: Belém y Parque das Naçoes
Después de haber visitado el centro histórico de Lisboa en la primera jornada y Sintra y Cascais en la segunda, continuamos nuestro recorrido de turismo en Lisboa en tres días con una tercera jornada en la que visitaremos el popular barrio de Belém y la zona más moderna de Lisboa: el Parque das Naçoes.
Realmente, de los dos lugares que planeamos, sólo Belém entra dentro de las visitas imprescindibles (cuando se tiene poco tiempo). Si queremos, podemos sustituir el Parque das Naçoes por otras visitas que nos interesen más o completar las que no nos dio tiempo a hacer en días anteriores. También os daremos algunas ideas para ello.
Belém
Belém es, junto con el centro histórico, la otra gran visita imprescindible en Lisboa. Es un barrio situado a la orilla del río Tajo, al oeste de la ciudad, ya casi a las afueras. Es especialmente importante por albergar dos de las mayores obras de la arquitectura manuelina portuguesa: el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém, pero también tiene otros atractivos.
Podemos llegar a Belém cómodamente en transporte público, con el tranvía número 15 que sale de la Plaza da Figueira, atraviesa casi toda la Baixa y va paralelo al río Tajo desde Cais do Sodré. Hay también una estación de tren de cercanías y varias paradas de autobuses en sus proximidades. Si vamos en coche, hay bastante espacio para aparcar, aunque puede estar un poco más difícil en temporada turística.
El barrio de Belém destaca por ser uno de los lugares de referencia para el estilo gótico manuelino, un tipo de arquitectura portugués, evolución del gótico, caracterizado por una presencia importante de elementos decorativos propios. Su origen data de finales del siglo XV.
El Monasterio de Los Jerónimos fue construido en este estilo a principios del siglo XVI, para conmemorar el regreso con éxito del navegante Vasco da Gama de su expedición por la India. En él podemos visitar la iglesia y, previo pago de una entrada, el claustro -que es lo más interesante del edificio-.
Si el Monasterio de los Jerónimos es la principal obra religiosa del estilo manuelino, a algo menos de un kilómetro de distancia nos encontramos con otra obra de referencia de la arquitectura militar del mismo. La Torre de Belém nació como una torre de defensa y, lejos de mantener su función original, es ahora un monumento nacional. Podemos visitarla por dentro, aunque merece más la pena por fuera.
En Belém se encuentra también otra de las estampas típicas de Lisboa: El Monumento a los Descubridores, que representa a algunos de los principales navegantes portugueses de la historia.
Y, por supuesto, Belém es también famosa por la fábrica de los conocidos Pasteles de Belém. Se trata de una variedad de los pasteles de nata típicos portugueses, con una receta especial, única y secreta de esta fábrica que hace que sean únicos en la ciudad. Podemos disfrutarlos en las enormes salas de cafetería del interior o comprarlos para llevar. Son, además, uno de los mejores regalos que podemos llevarnos de Lisboa.
Parque das Naçoes
Después de tres días en Lisboa marcados por su patrimonio histórico, no está de más dar un cambio y acercarnos a la cara más moderna de la ciudad. El Parque de las Naciones es la zona de la ciudad que fue completamente reformada con motivo de la Exposición Mundial de 1998 y donde algunos de los antiguos pabellones han sido reconvertidos en equipamientos.
El Parque das Naçoes está situado en la zona noreste de la ciudad, junto al río. En él podemos contemplar edificios como la estación de Oriente, diseñada por Santiago Calatrava; el pabellón Atlántico, donde se celebran conciertos y eventos deportivos; o el centro comercial Vasco da Gama. Todos ellos construidos en un estilo moderno en el que dominan el acero pintado de blanco y el cristal.
Junto al río, encontramos también numerosos bares y restaurantes en un entorno tranquilo. Este barrio también acoge el impresionante acuario del Oceanario de Lisboa, que hará las delicias de los niños y los no tan niños (se pueden comprar las entradas por Internet desde aquí). También está a un paso del puente Vasco da Gama, uno de los más largos de Europa.
Otras alternativas en Lisboa
De los lugares que hemos visto en esta ruta de tres días por Lisboa, el Parque das Naçoes es el más prescindible. Es agradable para ver y pasear, pero tampoco imprescindible. Si queremos cambiar esta visita por otras, tenemos algunas opciones interesantes.
Si queremos pasear por el centro moderno de Lisboa, podemos partir desde la Plaza del Marqués de Pombal hacia el norte. Zonas como Picoas, Saldanha, Campo Pequeno o Entrecampos no son especialmente llamativas desde el punto de vista monumental, pero sí que responden más a la realidad de la vida cotidiana de Lisboa. En esta zona, podemos acercarnos a la parte alta del Parque Eduardo VII, donde tenemos una buena vista de la ciudad.
Otra opción muy agradable es cruzar el río Tajo y disfrutar de las vistas desde la margen sur. Hay varias rutas de barcos desde Lisboa a diversas localidades de la zona. Desde la estación fluvial de Terreiro do Paço hay catamaranes que salen hacia Barreiro y desde Cais do Sodré salen ferries al barrio de Cacilhas, en Almada.
Desde la orilla de Cacilhas hay fantásticas vistas de Lisboa, especialmente si caminamos unos cientos de metros por la orilla del río. Si queremos seguir por la zona, podemos visitar también el monumento del Cristo Rei, desde donde hay buenas vistas de Belém y el Puente 25 de Abril, así como del centro de Lisboa.
Tenemos también la posibilidad de visitar algunos museos como el de la Fundación Calouste Gulbenkian, cerca de la Plaza de España; o disfrutar de un paseo en la ruta del tranvía 28, que nos llevará por todo el centro histórico de Lisboa.
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