Aunque Sintra es especialmente rica en monumentos y lugares de interés, el Palacio da Pena sobresale entre todos ellos por su belleza arquitectónica, sus jardines, su entorno natural y sus impresionantes vistas.
El Palacio da Pena es el más destacado de los palacios y fincas señoriales que nos encontramos en la zona histórica de Sintra, por delante del Palacio Nacional, el vecino Castelo dos Mouros y la Quinta da Regaleira. Es, también, el más demandado por los visitantes y el que más colas registra en la temporada alta. Y lo cierto es que la visita merece la pena.
El Palacio está situado en el punto más alto de una colina situada a pocos kilómetros del centro histórico de Sintra (Pena significa «peña» en Portugués y el nombre se refiere a su ubicación en lo más alto de un risco). Para llegar hasta allí podemos caminar desde el centro histórico -aproximadamente 45 minutos a paso tranquilo desde la estación de tren- o, lo que suelen hacer la gran mayoría de los turistas, tomar el autobús circular de la compañía Scott que pasa por la estación de tren y el centro histórico para llevarnos a lo más alto de la colina antes de volver al centro del pueblo.
Podemos subir también en coche por un camino con fuertes desniveles, curvas constantes y algunas zonas de adoquines, pero no demasiado difícil. Hay zonas de aparcamiento tanto cerca del Palacio da Pena como del vecino Castelo dos Mouros.
Evita las aglomeraciones
El Palacio da Pena es uno de los monumentos más visitados en el área de Lisboa y tiene un aforo limitado, por lo que en la temporada alta podemos encontrarnos con largas colas en las taquillas o, incluso, quedarnos fuera de las visitas por la gran aglomeración de turistas si llegamos demasiado tarde. Por tanto, en épocas de muchos visitantes como los meses de verano o Semana Santa, se recomienda llegar pronto o, al menos, comprar las entradas con antelación por Internet o acudir con alguna visita guiada.
El Palacio está en la parte más alta de la colina y está situado a unos quinientos metros del Castelo dos Mouros, con lo que es posible visitar los dos en la misma excursión. El Castelo dos Mouros está prácticamente en ruinas, con lo que apenas quedan en pie algunos muros y torreones, pero desde él se divisan fantásticas vistas de la Sierra. Es un buen premio de consolación si nos hemos quedado fuera del Palacio por la afluencia de visitantes.
El Palacio da Pena
Una vez entramos en el recinto del Palacio da Pena nos encontramos en la parte baja de los jardines. Se nos ofrece la posibilidad de tomar un pequeño autobús que nos deja en la entrada del Palacio, pero salvo que estemos muy cansados o no nos apetezca recorrer una pequeña cuesta de 500 metros, no merece la pena pagar el extra por montar en él (y nos perderíamos un agradable paseo entre los jardines).
Palacio da Pena. Créditos de Foto: PSML. NES – Material y fotografía proporcionados por Visit Lisboa.
Una vez llegamos a la parte más alta, deberíamos tomarnos un momento antes de entrar en el edificio y pasar por los patios abiertos al exterior, desde los que tenemos impresionantes vistas de la Sierra de Sintra y de la costa. Si el día está claro, tanto desde los patios, como desde algunos miradores del interior del edificio podremos contemplar poblaciones situadas a decenas de kilómetros (Lisboa incluida).
El Palacio en sí es un edificio impresionante. Se trata del mejor ejemplo de arquitectura del Romanticismo en Portugal, aunque en realidad el edificio combina una parte construida en el siglo XIX con los restos de un antiguo monasterio sobre el que se edificó el edificio más moderno, que sirvió de residencia de verano de la familia real de Portugal y recibió a sus miembros hasta la proclamación de la República en 1910.
La arquitectura del Palacio da Pena nos llamará la atención por sus cúpulas acebolladas, sus arcos de herradura de estilo morisco y sus torres con almenas de colores rosa y amarillo, desde las que hay fantásticas vistas de la Sierra de Sintra. Tiene elementos inspirados en los estilos góticos, manuelino, islámico y renacentista, lo que hace que cada sala tenga su personalidad y sus detalles propios.
En el interior, podremos contemplar las habitaciones, el mobiliario y los enseres de los miembros de la realeza portuguesa del siglo XIX y su corte. Todo se ha cuidado hasta el máximo detalle para replicar las salas tal y como estaban en la época de máximo esplendor del Palacio.
Interior del Palacio da Pena. Créditos de Foto: PSML. Giorgio Bordino – Material y fotografía proporcionados por Visit Lisboa
El Parque
La verdad es que el turista que va con prisa muchas veces se queda con la visita al Palacio y sus vistas, pero no tiene tiempo de relajarse con un paseo por el maravilloso parque que rodea al edificio. Y es una pena, porque se pierde cerca de 85 hectáreas en las que nos podemos encontrar desde plantas tropicales hasta helechos, pasando por secuoyas. Y esa vegetación, salpicada con pequeños lagos y estanques.
En él, aparte de la peculiar zona del Valle de los Lagos, con cinco pequeños estanques, podemos encontrarnos con el antiguo mirador de la Reina Doña Amélia, la Estatua del Guerrero o el Jardín de la Condesa d’Edla. Todo gracias al esfuerzo del príncipe consorte Fernando II, quien hizo del parque su gran proyecto personal. Hay que reconocer que le quedó bonito.
Desde el mes de mayo hasta finales de septiembre, es posible incluso recorrer el Parque en carro o a caballo, en una excursión realmente excepcional.
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