Lisboa con niños es una visita relativamente cómoda. Buen tiempo, vida tranquila y algunas alternativas muy interesantes que seguro harán las delicias de los más pequeños.
Los niños pueden disfrutar igual que los mayores de las rutas turísticas por el centro de Lisboa, aunque quizá las cuestas y las caminatas nos obliguen a intercalar en alguna parte de la ruta alguna actividad que les resulte algo más divertida, bien sea una visita a algún monumento que les pueda llamar más la atención o cosas que hacer que sean más especiales de Lisboa.
Estas son algunas sugerencias de actividades o visitas en Lisboa donde los niños puedan disfrutar más.
1.- El Castillo de Lisboa
Almenas, murallas, historia y muchas historias que contar. El Castelo de Sao Jorge es una de las visitas imprescindibles de Lisboa para los mayores -con algunas de las mejores vistas de la ciudad-, pero también resulta muy divertido para los niños, que podrán subirse a las almenas y los torreones o fotografiarse con aves rapaces.
Eso sí, hay que estar un poco atento a sus movimientos. Es posible subirse a algunas zonas de las murallas con unas escaleras un poco precarias que llegan hasta bastante altura y en algunas zonas puede que sea peligroso si los niños se quedan solos.
2.- Tranvía y elevadores
Otra de las actividades turísticas típicas de Lisboa que le puede gustar a los niños -y, de paso, ahorrarnos las siempre pesadas cuestas- es subir a los tranvías y elevadores que recorren el centro histórico de la ciudad. El tranvía 28 recorre barrios tan típicos como el Chiado, la Baixa o Alfama y un paseo en sus vetustos vehículos siempre les hace gracia. Eso sí, mejor evitar las horas con más afluencia turística, para evitar que vayan demasiado agobiados en el tranvía.
Aparte del tranvía más famoso de Lisboa, hay tres funiculares -conocidos como elevadores– que hacen recorridos bastante más cortos para salvar calles con mucho desnivel. Son los de la Lavra, la Bica y la Gloria. Se parecen a los tranvías tradicionales, aunque algo más pequeños y fabricados específicamente para salvar estos desniveles. Hacen recorridos muy cortos, pero son curiosos. El precio del billete sencillo para este tipo de funiculares es ridículamente alto, así que para quien tenga niños a los que les guste este tipo de trayectos, lo mejor es que aproveche algún tipo de abono de transportes diario que incluya estos transportes.
3.- Oceanario de Lisboa y Jardim Zoologico
Es la apuesta segura para quien quiera darle una alegría a sus hijos durante un viaje a Lisboa. El Oceanario está situado en el Parque das Naçoes, en la zona construida para la Expo 98, una amplia zona junto a la orilla del río al noreste de la ciudad, donde se encuentran también edificios tan singulares como la Estación de Ferrocarril de Oriente, el Pabellón Atlántico o el Centro Comercial Vasco da Gama.
El Oceanario es un impresionante acuario -el segundo mayor del Mundo-, que reune a decenas de especies marinas diferentes en un edificio que recrea cuatro ecosistemas de diferentes océanos: Atlántico, Pacífico, Índico y Antártico, junto con un tanque central con animales marinos como tiburones, barracudas o rayas. No es la atracción más barata de Lisboa, pero podemos pasar una tarde entera muy entretenida desde 18 euros por persona (se puede comprar la entrada por Internet con antelación desde aquí)
La zona del Parque das Naçoes está bastante lejos del centro histórico de Lisboa, pero resulta suficientemente atractiva como para ir expresamente a dar un paseo por ella. Es amplia, permite pasear y cuenta en sus proximidades con bares y restaurantes, así como uno de los principales centros comerciales de Lisboa, por si queremos ir de compras o relajarnos en el cine.
Menos destacable, pero también una opción interesante para visitar con niños, es el Jardim Zoológico que está en la zona de Sete Rios.
4.- Playas cerca de Lisboa
Si estamos en Lisboa en verano, una de las mejores actividades que podemos hacer con niños es ir a la playa. En la ciudad de Lisboa no las tenemos, pero sí que hay muchas y muy buenas a pocos kilómetros de distancia. Eso sí, hay que tener en cuenta que el agua del Atlántico es más fría y el clima es más ventoso, por lo que bañarse en el Atlántico puede ser un poco más incómodo que en otros mares más cerrados.
Las mejores playas cerca de Lisboa son las de la zona de Costa de Caparica, un área que comienza en la localidad con el mismo nombre y se extiende desde allí aproximadamente 15 kilómetros hacia el sur en un entorno natural y, por lo general, poco urbanizado. Muy amplias, con mucho espacio -incluso en temporada alta-, pero con el inconveniente de tener que soportar los atascos de vuelta a Lisboa en el Puente 25 de Abril en las tardes de los fines de semana de verano. También se puede llegar en transporte público, pero no es demasiado cómodo.
Para quien no quiera cruzar el río Tajo para ir a las playas de Costa de Caparica, tiene opciones mucho más cómodas, cercanas y accesibles desde Lisboa. La de Santo Amaro de Oeiras es la más cercana, aunque la más popular es la de Carcavelos. A ambas se llega muy fácilmente en transporte público con la línea de tren de cercanías que va de Cais do Sodré a Cascais.
5.- Belém
Así como el centro histórico de Lisboa puede ser algo cansado y pesado para los niños, Belem es una zona mucho más agradable para ellos. Mucho más llana, más cerca del río y con jardines y praderas en las proximidades del Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém donde jugar o descansar.
Además, Belém cuenta con un atractivo adicional que hará las delicias de los niños (y no tan niños) golosos: la fábrica de los Pasteles de Belém, donde podrás tomarte estos pasteles recién hechos o comprarlos para comértelos en casa o llevarlo de recuerdo.
6.- Los barcos
Para los niños que visiten Lisboa también puede ser muy interesante la experiencia de cruzar el tajo en Barco. Lo más sencillo es tomar alguno de los barcos de línea regular que hacen la ruta entre el centro de Lisboa y las localidades de la orilla sur del Tajo -la ruta de Cais do Sodré a Cacilhas es la más popular-, pero también es posible encargar algún tour turístico familiar en barco por el río o, incluso, dar una vuelta a la ciudad en el autobús anfibio que nos permite verla desde las calles y desde el río sin necesidad de cambiar de vehículo.